VIII. Elegy

agosto 13, 2009


Ciclo Imaginario de cine
“24 páginas por minuto”
o la literatura en el cine contemporaneo

Según dice la feminista argentina Lea Fletcher, “literatura femenina” trata con textos que están escritos por sujetos con características culturales de mujeres. Por antonomasia la "literatura masculina” tendría que ser aquella que está escrita por un sujeto con características culturales de hombre. ¿Eso existe? Existe, a más tardar oficialmente desde el 68, en mi opinión y algunos de mis libros favoritos caerían redonditos en esta bolsa. Trotski, Goethe y la felicidad, La insoportable levedad del ser y El animal moribundo. La película de esta semana es precisamente una lectura de esta última novela. Rodada en 2008 por Isabel Coixet, l@ directora de cine más importante de España, en este momento.
En una entrevista con José María Aresté, dice Coixet que ella tiene muchas conexiones con el personaje de Patricia Clarkson. Una ejecutiva cuarentona, exitosa y la amante consuetudinaria, casi la novia, de David Kepesh, el Profesor David Kepesh, crítico literario, intelectual de televisión, con letrerito de ayuda contra el acoso sexual en la pizarra de la puerta de su oficina en la Universidad de Columbia. Lo que comúnmente se conoce como un viejo verde y muy culto, todavía de buen ver, pero a las justas, quemando sus últimos cartuchos.
Su táctica es el impacto. Seducir por el verbo a sus estudiantes de literatura, con música escogida y textos bellos. Su estrategia es ir fichando a la presa, para intentar caerle encima en la fiesta que ofrece a los estudiantes cuando terminan el curso y él deja de tener problemas. Después discute los pormenores de sus aventuras con George, su mejor amigo, un poeta exitoso, casado, con hijos y mil historias.
Kepesh sólo tiene las historias, para él la honestidad consigo mismo es lo primero. Además tiene un hijo cuarentón: Kenet, que no le perdona su tipo de vida y a Patricia, que es igual a él. Ella es lógicamente la contraparte intelectual-afectiva necesaria para mantener el equilibrio, en una rutina agradable y metódica, donde el goce y la soledad, determinan el paso del tiempo.
En la visión del universo emocional de Roth es “el amor lo que nos rompe, lo que nos fractura y nos vuelve débiles" y eso es justamente lo que le pasa a David Kepesh cuando conoce a Consuela, una estudiante con ascendencia cubana, que lo hace temblar hasta los cimientos de sus convicciones y en un momento en el que su futuro empieza a verse deshabitado. Este es un resumen muy sucinto de una historia compleja, en la que las cosas no son necesariamente lo que parecen.
Kepesh no solamente es un cínico. La película comienza con una referencia a Thomas Morton, el colono americano que intentó en 1624 establecer una colonia "liberal" en Estados Unidos, asociándola con las ideas de amor libre que se “democratizaron” en los años 60. Kepesh ha asumido como forma de vida un discurso intelectual y la joven Consuela no es una víctima del seductor. Pertenece a una generación en la que el sexo es algo mucho más lúdico y sobreentendido. Como quién dice a la generación post 68 y para ambos, el sexo es una reivindicación de valores firmes. La pornografía a la que recurre Roth sirve para mostrar que la honestidad en la intimidad es lo que hace al sujeto, al individuo, ser realmente libre y en eso el autor no hace distinciones de género. La novela para mi es brillante, explícitamente pornográfica y la contraparte es una película casi redonda, aunque mucho más pudorosa.
Mientras Roth hace uso del sexo explicito para demostrar la emancipación de sus protagonistas. Coixet plasma en el dialogo post coital las abismales diferencias entre los sujetos y construye la trama.
Para mí ésta película más que una lectura es un diálogo generacional. En el que a Coixet se le escapa la relación padre-hijo, que es muy importante en la novela, para entender o mejor, atisbar la reflexión de masculinidad, sin caer en el cliché y es que muchas veces las mujeres olvidamos que la paternidad asumida es una experiencia que nosotras tampoco podemos concebir.
Aunque esta es la primera vez que Coixet no está presente como coautora del guión, es ella absoluta responsable de la cámara y se nota. No es la devoción al texto el motor, sino la reflexión. Aceptar un encargo sin perder el toque de autor; como dicen los españoles: ¡chapo! Su forma de narrar es inconfundible y a Roth deberían darle el Nobel, con la misma argumentación que a Doris Lessing, es decir: por haber colaborado a la emancipación masculina. La monogamia burguesa, compuesta por una madre y un patriarca basada en guardar las apariencias de cara al público es destructiva y en cambio, la pornografía, el goce, etc., etc., derechos asumidos por todos los sexos.

Dirección: Isabel Coixet
Guión: Nicholas Meyer
Artistas: Ben Kingsley, Penélope Cruz, Patricia Clarkson, Dennis Hopper, Peter Sarsgaard, Deborah Harry, Chelah Horsdal, Sonja Bennett.
USA, 2008

1 comentarios:

ptqk dijo...

uau rery que buena critica. y mira que coiet no me gusta pero leyendote me han dado ganas e ir a verla. roth me fascina aunque ese libro no lo he leido y no queria verla destrozar a un autor que me gusta tanto...

 
Design by Pocket