El español y los movientos sociales

mayo 20, 2011

“La noticia más importante del día de hoy es la ocupación de la plaza en la Puerta del Sol. Esta noche el 15-M llama a una demostración en silencio” dice la radio española, que es la que escucho varias horas al día. Si algo tenían en común mis ex, además de hablar español y de ser inmigrantes, era su fascinación por las noticias y su pasión por los problemas que se cernían sobre sus respectivos países.
Sin haber vivido nunca en España, siento que mi relación con el país es muy intima, tanto como para haber conocido, como cualquier aborigen, a García Montero en la cama o para poder tararear una canción de Loquillo. Nada puedo hacer contra el sentimiento de propiedad que me despiertan los lirios del campo andaluz en el invierno, de ahí que como hacen los alemanes con sus países fetiche, no pueda dejar de consumir información y cultura, sin embargo nunca he podido hacerme a la idea de vivir ahí. El nacionalismo acomplejado que rodea cada vez más a lo español, me parece incomprensible. Hay una necesidad tan apremiante de ser reconocido como centro europeo que las réplicas de los personajes de Friends, la serie americana, inundan las calles de Berlín. ¿Quién ha dicho que lo europeo es anglosajón? ¿Quién?
Los españoles en mi barrio muchas veces son tan evidentes, tan modernillos, tan nuevos ricos o möchte gerne ricos, que dan risa y empiezo a darle la razón a los alemanes, cuando burlándose de la avalancha de nuevos Gast Arbeiter que nos asola, proponen poner una tranca. Que entren al barrio sólo la misma cantidad de españoles que salen, porque sino dejamos de ser multiculturales y dado que la izquierda alternativa es al menos en teoría internacionalista, nuestros héroes siguen siendo los partisanos, en realidad los españoles que mejor nos caen son los que pertenecen también en España a las distintas minorías étnicas del lugar. He pasado buena parte de mi juventud yendo a fiestas de solidaridad con el País Vasco y supongo que no es casualidad que durante los estudios mis mejores amigos fueran catalanistas. Esa es la consecuencia de haber limado mis prejuicios en la universidad alemana.
Antes de llegar aquí, pensaba que todos los españoles eran franquistas, entre otras cosas porque sus usos y sus maneras se correspondían claramente con aquellos en los que pretende vivir, la que yo considero que es, la parte más rancia de mi propia sociedad. Sin mencionar que por entonces, para mi los buenos, los que habían podido sobrevivir, se habían ido. Hasta Buñuel llegó a México, en México nuestro idioma tuvo su 68, fue en México dónde por primera vez se edito a Sartre, en México escribió Bolaño su manifiesto infrarealista y fue ahí donde se conocieron Fidel y el Che. Era donde Trozki se fue al exilio. Si a los 18 años yo hubiera tenido dinero, me habría ido a estudiar a la UNAM y la fascinación con México, es algo que comparto con algunos poetas alemanes que más me gustan. De ahí, supongo yo que me parezca incomprensible que un país se adjudique mi idioma y/o las ideas que se han gestado en mi idioma. Porque mi idioma desde hace mucho es el esperanto natural del mundo y nada puede asociarlo a la península, más de lo que puede asociarlo a las islas del caribe o a los picos de los Andes o a las calles de París, Queens o Waschington DC. A más tardar después de Lezama Lima, Cesar Vallejo o Alejandra Pizarnik, el español y la mixtura de culturas que lleva consigo es mucho más grande y poderosa que un sólo país. En la discusión de si el idioma debe llamarse castellano o español, yo siempre me decanto por la última palabra. Estoy convencida de que la referencia al antiguo Estado colonial, es la que mejor define la lengua que yo hablo, en su registro. Un menjunje entre castellano, catalán, vasco, gallego, aymara, quechua y otras lenguas nativas. Una ensalada que respeta esa gramática simple y antigua, con la que fue inculcada hasta la sangre la palabra de Dios, también en la península. No fue casualidad que se unificara la lengua el mismo año en qué se descubrió América. Ese era su destino, convertirse en el idioma de la República, en el instrumento de La Raza Cósmica, como la describe José Vasconcelos ya en 1925.
Si el inglés es el idioma de la libertad, después de la independencia de los Estados Unidos, el español es el idioma del ciudadano. Representa a una cultura educada en la convivencia, obligada a la convivencia por razones de fuerza mayor. Esa es la herencia que me han dejado mis mayores. Eso es lo que ha demostrado la resistencia civil a las dictaduras en nuestros países, las movilizaciones sociales de los piqueteros en la Argentina, las movilizaciones de las distintas asociaciones de pueblos indígenas -ya que incluso entre ellos la lengua franca es es el español- y sindicales a lo largo de los años ochenta y noventa, las revoluciones democráticas que han tenido lugar en distintos países latinoamericanos en los últimos diez años. El 15-M es hoy por hoy, al igual que la sociedad organizada que en México está tratando de llevar otra vez paz a las calles, una expresión de nuestra cultura y la Europa actual en eso no juega realmente un papel, si acaso puede aprender de lo “latino”, de lo “hispano”, si lo latino da el paso de asumirse y reconocer sus actos. Su peso. Las consecuencias tambien afortunadas de su interdependencia. Somos cuatrocientos millones de personas y creciendo y nuestro idioma después del inglés, es el que más se aprende en el mundo.
Apoyar presencialmente la demostración de mañana en Berlín en respaldo a las movilizaciones sociales que están teniendo lugar en distintas ciudades españolas, es también compartir con la sociedad civil alemana, algo que en nuestro idioma, por experiencia, sabemos hace tiempo. El sistema neoliberal, ese que a nosotros nos obligó a asumir el FMI en los años noventa a dos mil, con la liberalización de la economía y la privatización de los servicios básicos y que ahora pretende terminar de imponerse aquí, es indigno. Va en contra de nuestros principios y de una convivencia pacífica. Si la gente tiene que comer y es feliz, no es necesaria tanta policía.
La nueva Europa si es algo, es torpe y usurera en su parodia políticamente correcta de una soup opera americana. Los votantes de la CDU y del PP, de la SPD y del PSOE son inconfundibles y precisan para ratificarse, la construcción de un sentimiento de pertenencia excluyente, tan excluyente que excluye a sus propios ciudadanos, que están cada vez más lejos de una democracia real. Criticar el sistema, significa en primera línea poner en tela de juicio, aquello que no representa ni si quiera a mi cultura y estamos onligados a vivir a diario. ¿Y si como emigrante hispanohablante, también en Alemania, una España cañi fuera lo que yo necesito para poder desarrollarme como ciudadano?
Con el paso de los años, entre los que efectivamente vivimos en Berlín y hablamos espanñol, el país de origen es una anécdota, tenemos muchas otras cosas en común, tanto más importantes y además: ¿Qué sociedad se puede construir con clones que chapurrean en inglés?
De momento no hay un sueño europeo, los complejos abundan y aunque yo no sea nadie para decirlo, mi deseo es que el domingo en Madrid, por una vez gane Izquierda Unida. Sino es porque ellos puedan hacerlo mejor, al menos como voto castigo y para romper con el modelo Bipartidista. ¡Mucha suerte!

Esperar

mayo 09, 2011


Esperar no es tan terrible como morir,
lo sé, pero es un más dañino,
asfixia la vida.
Los periódicos son como la literatura
de los colegas, todos utilizan
el mismo diccionario. El cine
me aburre, debo llamar a la pastoral
o al servicio meteorológico.
Qué dice el horóscopo? Pero todavía
no conozco tu signo del zodiaco y creo
mientras tanto, sólo en el momento
de verte. Quizá la tierra decida esta noche
nuestro final y los lobos lloren con
los corderos y un ángel picado de viruela
ocupe el lugar de dios
y sople el ultimo blues,
quizá seas la última mujer,
quizá sólo nos sueño,
quizá el amor sea sólo una ocurrencia,
para acortar la espera, quizá
el alma sea sólo una estación
y si perdemos la vida,
esperamos simplemente el siguiente tren,
la muerte. Pero esto no está ni aquí
ni allá: escucho tus pasos
en la calle, escucho la calle,
cómo tiembla, yo también tiemblo, me paro
junto a la puerta y abro la puerta y la casa
se incendia y tu atraviesas las llamas
hacia mi,
me quemo.

*Tílulo original: Warten (Munich, 13.7.1979) en "Gedichte aus dem Nachlaß", Trotzki, Goethe und das Glück - Gesammelte Gedichte und Songtexte, Diogenes, 2009.
 
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