Bienvenidos a Europa

octubre 22, 2009


Los Estados de la Comunidad Europea hacen todo por asustar a los refugiados. Los dejan ahogarse, son deportados o son encerrados en campos infectos. La cronología de un drama que se repite anualmente frente a las costas. Por Andreas Böhm

Mar Mediterráneo entre las costas de Italia y Libia, finales de julio: El drama anual ha empezado. Con las temperaturas veraniegas sube el número de refugiados e inmigrantes que intentan por mar, en lugar de por tierra, llegar a Europa. Como todos los años, a su manera, los involucrados están preparados. Guardias nacionales para la vigilancia de las costas y la agencia para el cuidado de las fronteras europeas Frontex intensifican las patrullas, traficantes de personas apretujan refugiados en cáscaras de nuez cada vez más pequeñas, para poder escapar de los vigilantes. Pescadores marcan los lugares donde se hunden los botes con boyas luminosas, porque pescan cadáveres cada vez con más frecuencia en sus redes. Material para breves notas de prensa.
A pesar de todo, un bote espantará a Europa este verano. A finales de julio 78 eritreos zarparon de las costas de Libia rumbo a Lampedusa. Sus posibilidades de recibir asilo son buenas si alcanzan Europa. La organización para la los derechos humanos Human Rigths Watch caracteriza a Eritrea como una "cárcel gigante", debido a la tortura, los trabajos forzados y con frecuencia, por obligar al servicio militar de por vida. La travesía hasta Lampedusa es la última etapa de un largo viaje de miles de kilómetros. Los refugiados tienen agua y combustible para tres días a bordo.

Bruselas, en Julio: Los suecos han asumido la presidencia europea. En su gestión de gobierno debe despedirse el “Programa de Estocolmo”, una política conjunta de asilo y en el tema de refugiados para los próximos cinco años.
Pero los miembros de la Comunidad no pueden ponerse de acuerdo en una definición sobre que es ser refugiado. Iraquíes cristianos reciben en Suecia asilo sin problemas, en Grecia no tienen ninguna chance. Los Chechenios tienen buenas cartas para conseguir asilo en Austria, a pocos kilómetros, en Eslovaquia las cuotas de reconocimiento son iguales a cero. El derecho a asilo y las cuotas de los postulantes se han quedado como bastiones de la soberanía nacional. La Comunidad Europea (CE) no tiene ningún poder.
El problema principal es: desde que se actúa bajo el estandarte de “la lucha contra la migración ilegal" y se han endurecido las leyes, los refugiados de dictaduras y territorios en guerra apenas tienen posibilidades de llegar a Europa, por lo menos no de manera legal.
“Perseguidos políticos tienen derecho a asilo” – ese principio sigue formando parte del parágrafo 16 de la Constitución Política alemana. Pero la frase sólo es válida para aquellos que puedan llegar directamente hasta Alemania – algo que es prácticamente imposible de conseguir sin una visa. “Prescripción (EG) Nr.343/2003” o dicho de otra manera “Dublín II”, como se llama el tratado, según el cual todo refugiado debe pedir asilo en el primer país de la Comunidad al que llegue. La mayoría de los migrantes y refugiados llegan a Estados de la frontera, llegan a Malta, Chipre, Italia, España, Grecia. Países del centro como Alemania, están aislados. Sus vecinos deben interceptar al gentío. Un acuerdo vinculante para la distribución de los refugiados entre los países miembros de la Comunidad es rechazado sobre todo por los gobiernos de Berlín y Viena, con el argumento descarado: Alemania y Austria fueron, allá por los años noventa, “dejadas solas” con varios miles de refugiados de los Balcanes. ¿Por qué ayudar ahora a los vecinos? La reacción de los países sureños es correspondiente – va contra los refugiados y no contra los países del norte.

Atenas, mitad de julio: En Atenas y en otras ciudades griegas empieza la “Operación Besen”. La policía apresa en redadas a miles de refugiados e inmigrantes sin papeles y los transporta a la provincia. Poco antes el gobierno griego aprobó nuevas reglas de asilo. Según las cuales las causas deben ser almacenadas en las 50 direcciones de policía en la provincia. La apelación se ha abolido de facto, los refugiados pueden ser confinados a campos por seis meses en lugar de por tres. En la mayoría de las direcciones de policía no hay traductores ni funcionarios capacitados para procesar las peticiones de asilo. El representante de la Comisión para los derechos humanos de la ONU en Atenas anunció el trabajo común con el gobierno griego. Ya el año pasado el Consejo Europeo definió la condiciones de vida, en uno de los campos de internación más grandes de Grecia, como “inhabitables” y como “un riesgo para la salud de los vigilantes así como de los internos".
Porque España e Italia han cerrado con cada vez más fuerza sus costas, Los traficantes y los refugiados optan por rutas en el este. En Grecia el número de refugiados e inmigrantes ilegales ha subido de 40.000 a 146.000 en tres años. La mayoría llega por Turquía. Desde la costa anatolia de Agäi quedan apenas millas marinas hasta la siguiente isla griega. Es el último escondite en la frontera sur de Europa.

Roma, 8 de Agosto: Entra en vigencia la “Ley de Seguridad”, según la cual migrantes ilegales pueden ser multados con sumas entre 5000 y 10000 euros y se exponen a la deportación inmediata. Después de recibir muchas críticas de la Iglesia y la oposición el gobierno de Berlusconi aprobó una excepción, según la cual al rededor de 700000 mujeres sin papeles que trabajan en Italia como empleadas domésticas y en el cuidado de ancianos pueden quedarse. En la “Ley de Seguridad” se han aprobado además otras medidas que deben garantizar “el orden y la tranquilidad” en regiones con un porcentaje de extranjeros muy alto. Italianos que protejan o empleen a inmigrantes sin papeles se exponen a penas de cárcel de entre tres y seis años. El gobierno regional de Apulia se ha permitido anunciar que casi toda la cosecha de tomates de este verano fue recogida por “ilegales”.

Isla de Lesbos, 18 de Agosto: 150 refugiados menores de edad entran en huelga de hambre como protesta por las condiciones de vida en el campo de internación de Pagani. Ahí están más de 1000 personas en un ex depósito, encerrados entre las rejas de las ventanas y el alambre de púas. Dos días después activistas de derechos humanos filmaron a escondidas la situación en Pagani y colgaron el video en Internet. La filmación muestra entre otras cosas una habitación enmohecida con camastros de cuatro pisos y colchones en la que están encerrados 160 hombres y adolescentes. La mayoría proviene de Afganistán o Irak. Algunos tienen brazos y piernas mutilados, un chico de 13 años está tumbado sin vida sobre una de las camas. No hay ningún tipo de atención sanitaria, dicen los refugiados, 160 hombres comparten dos baños, el olor es insoportable. La internación por varios meses va en contra de varios acuerdos internacionales como la Convención para Refugiados de Ginebra o la Convención para la Infancia de la ONU.
En una conversación con Die Zeit Dora Bakojannis, la ministra para relaciones internacionales de Grecia, le echa la culpa a los vecinos. "Turquía debe de una vez por todas controlar mejor sus fronteras, para poder echarle la mano a los traficantes de personas”. Bakojannis apela a la solidaridad europea. “La inmigración ilegal es un reto para Grecia, Turquía y para la EU. Por eso debemos luchar conjuntamente contra esta nueva manera de esclavitud.” Expertos en derecho a asilo de la Comunidad Europea creen que se trata sólo de excusas. Grecia se muestra desde hace años demostrativamente en contra de conseguir los estándares mínimos para la protección y el abastecimiento de los refugiados.

Mediterráneo, frente a Lampedusa, 20 de Agosto: La guardia costera italiana pesca en un bote neumático a cinco eritreos completamente debilitados. Son los únicos sobrevivientes de los 78, que a finales de julio habían zarpado desde la costa de Libia. Los eritreos estuvieron casi tres semanas a la deriva sin comida, combustible o agua potable y fueron arrojando los cadáveres de sus paisanos por la borda. No solamente el número de muertos hizo que la noticia ocupara titulares en Europa algunos días, sino sobre todo el hecho de que el bote de plástico fue avistado por muchos barcos de carga, sin que nadie les diera ningún tipo de ayuda. Sólo la tripulación de una barcaza pesquera, según atestiguan los sobrevivientes, les dio algo de pan y agua. Luego dio la vuelta y dejó a los refugiados en altamar.
En Italia después de este caso se agudizó el conflicto entre la Iglesia Católica y el gobierno. L´Avvenire, el periódico de la Conferencia Episcopal acusa a Europa de cerrar los ojos ante el drama en el Mediterráneo como en tiempos de la Shoah "frente a los trenes de deportados". Umberto Bossi representante del partido populista y de derecha en el gobierno: Liga Norte, declaró que el Vaticano debe abrir sus puertas a los refugiados en lugar de criticar. Organizaciones católicas como la Unión St. Egidio denuncian que su trabajo de ayuda a refugiados está siendo sistemáticamente obstaculizado en las ciudades gobernadas por la derecha.
Ya en mayo la guardia costera italiana pesco a varios cientos de refugiados en altamar y los obligó a regresar a Libia escoltados, sin previamente verificar si tenían derecho a protección. Deportación o la “vuelta obligada” a un país en el que la vida de los refugiados corre un riesgo muy alto va en contra de la esencia de la Convención para Refugiados de Ginebra. Libia nunca firmó ese acuerdo, cuenta como un Estado en el que se tortura, el maltrato a refugiados ha sido documentado, así como las condiciones inhumanas de internación en campos o como las "vueltas obligadas" a sus países de origen. Los afectados son encerrados en containers de carga, sin agua ni comida, 1500 kilómetros por el desierto hasta la frontera sudanesa, donde muchas veces son revendidos a traficantes. Lo que la Iglesia Católica y grupos de refugiados denuncian como un evidente incumplimiento del derecho internacional, es definido por el ministro del interior italiano Roberto Maroni como un "cambio histórico en la lucha contra la migración ilegal" que en opinión de su partido, la Liga Norte, amenaza con inundar Italia.
Pescar a refugiados en alta mar bajo la sospecha general de la “inmigración ilegal” y “escoltarlos” hasta África - esa practica pertenece desde hace mucho a la estrategia de la organización para la protección de las fronteras de la Comunidad Europea Frontex, aun cuando ella sólo funja como acompañante de una guardia costera nacional. El hecho de que helicópteros alemanes acompañen este tipo de misiones, según la experta en derecho internacional y secretaria general de la sección alemana de Amnistía International Monika Lüke,
puede considerarse como “ayuda para el incumplimiento del derecho internacional”.
En este sentido, la imagen de la fortaleza europea, que ha levado sus puentes, no es más actual. La Comunidad Europea se comporta más bien como un poder policial y militar, que en su política de protección de fronteras con misiones out-of-area hace tiempo se ha extendido hasta África y aguas internacionales.

Escuela de marinos de Schleswig-Holstein, Travemünde, principios de Septiembre: Un edificio de ladrillos rojos, grúas de carga, botes de ejercicios y talleres de motores. 55 aprendices de compañías navieras alemanas aprenden aquí mecánica, a muchos les gustaría después comprar una patente de capitán. Stefan Schmidt, 67 años, es docente honorario para Seguridad. Hace cinco años el capitán en compañía de Elias Bierdel, el entonces jefe de la organización de ayuda Cap Anamir, salvaron a 37 africanos a la deriva en el mar Mediterráneo. Desde entonces hay un proceso contra ellos en la ciudad siciliana de Agrigento por "ayuda al viaje ilegal en un caso con agravantes". La fiscalía ha pedido una pena de cuatro años de cárcel y 400000 euros para cada uno de ellos.
Los alumnos de Schmidt están inseguros. La ayuda en altamar es uno de los mandamientos de honor para las tripulaciones. Los estudiantes ensayan escenarios. ¿Qué hacer si se avista un bote en altamar? "no recoger a las personas a bordo", responde uno de los chicos. "Pero informar a las autoridades en tierra y esperar hasta que llegue la ayuda" - "Si están en apuros, debes recogerlos" dice otro, "cualquier otra cosa es negarse a prestar ayuda”. En octubre se conocerá la sentencia en Agrigento, Schmidt cree en una absolución.

Hamburgo, mediados de septiembre:
Para justificar su política represiva, los gobiernos apelan al elevado número de inmigrantes “ilegales”. ¿Cuántos hay realmente en Europa? La participación de la economista y experta en migración Dita Vogel, del instituto hamburgués para Economía Mundial (HWWI), fue determinante en el proyecto de investigación “Clandestino”, que después de dos años de trabajo ha corregido hacia abajo el número de inmigrantes ilegales en Europa. En lugar de los supuesto 500000 a un millón de ilegales en Alemania, el Instituto considera que son entre 200000 y 460000. El instituto calcula que el número de personas sin permiso de residencia en toda Europa en 2005 oscilaba entre 2,8 y 6 millones de personas, la Comisión Europea considera que son entre 4,5 y 8 millones. Debe partirse del principio, según Vogel, que las actualizaciones del estudio darán números aun menores en los próximos años.
El instituto también ha investigado cómo llego la Comisión Europea a la cifra estimada de la llegada de 8 millones de “ilegales”. Vogel le llama a eso “buscar los orígenes de la cadena de citas” La Comisión Europea se remite a un trabajo escrito por uno de sus funcionarios, que a su vez se basa en un estudio hecho por una asesora de empresas londinense, que a su vez cita como fuente una fundación irlandesa, que a su vez citó un artículo del diario francés Le Figaro.
Un par de números más –esta vez del German Instituto of Global and Area Studies en Hamburgo. La gran mayoría de los 17 millones de los migrantes africanos se quedan en África. Sudáfrica cobija a 7 millones de extranjeros sin papeles, muchos más “ilegales” que la Comunidad Europea en su conjunto. Y aunque la televisión y las fotos en los diarios lo sugieran con frecuencia: el color de piel de la mayoría de los migrantes típicos no es negro. La supuesta marea de migrantes ante las costas europeas no es más que un espejismo político muy oportuno. Más de la mitad de las personas que consiguen llegar a Europa por el Mediterráneo reciben algún tipo de estatus legal. Si pueden sobrevivir el camino.

Calais, en septiembre:
El dice que se llama Sajjad, dice que tiene 16 años. Su objetivo es poder “ir en Londres a la escuela”. El escapó hace un año de Afganistán, donde los talibanes asesinaron a su familia y ha llegado, después de más de 6000 kilómetros por Irán, Turquía y Grecia, a la “Jungla”. Así se llama la franja de tierra hirsuta cerca de Calais (Francia), donde desde hace años viven los refugiados en cobertizos. Su objetivo es llegar a Inglaterra donde tienen parientes, amigos y entienden el idioma. Por las noches intentan saltar al techo de un tren Eurostar o intentan agarrarse con las uñas debajo de un camión, para poder atravesar el canal.
Los que no lo consiguen, vuelven al campamento y escuchan los consejos de los traficantes de personas: escóndanse. Permanecen entre los matorrales, se lavan en desagües industriales o compran agua en bidones. Los traficantes tienen sus mercados bajo control. Llevan consigo cuchillos y palos y los utilizan. Sus organizaciones en forma de red se han repartido los predios en Calais. Para muchos ciudadanos y para la administración pública “La Jungla” es algo vergonzoso. Se olvidó hace tiempo que el campo miserable apareció porque en 2002 el entonces ministro del interior Nikolas Sarkozy hizo demoler un centro de acogida de la Cruz Roja.
Responsable de "La Jungla” es ahora Eric Besson, ministro de “Inmigración e Identidad Nacional”, un ex socialista. Él ha anunciado que desalojará el campo en los próximos días. Besson defiende, para indignación de los grupos de refugiados franceses, el parágrafo de "solidaridad", según el cual la ayuda a "ilegales", a "sans papiers", gente sin documentos, está bajo pena y esto sin hacer ninguna diferencia entre los traficantes y las personas que, por ejemplo, ofrecen asilo en las iglesias.

Bruselas, principios de septiembre: Jacques Barrot, comisario del interior de la Comunidad Europea y como tal responsable de la “libertad, seguridad y el derecho”, ha comunicado através de un portavoz que la comisión espera una explicación de Italia por la acusación de "escoltar" en altamar a migrantes hasta Libia. Silvio Berlusconi reaccionó inmediatamente. Comisarios y sus portavoces que se inmiscuyan en la política interna italiana, según el primer ministro, deben ser "despedidos". Si vuelve a ocurrir él, Berlusconi, bloqueará cualquier tipo de acuerdo en el consejo.
Después de ese ataque Die Zeit preguntó en varias ocasiones a la oficina de prensa de Barrot sobre los medios disponibles que tiene la Comisión Europea para obligar a sus miembros a cumplir las leyes -no hemos tenido ninguna respuesta.

Bruselas, principios de septiembre:
La Comisión Europea sugiere en colaboración con la comisión para los derechos humanos de la ONU un programa de reasentamiento conjunto. No se refiere a la acogida de personas internadas en Pagani o Lampedusa, sino a personas que necesitan protección, provenientes de campos de refugiados en regiones en crisis o guerra. El año pasado la comisión para los derechos humanos de la ONU trasladó a 66000 personas en el marco de ese programa. Los miembros de la Comunidad Europea acogieron a 4400 personas, junto a los 10000 refugiados iraquíes que fueron traídos a Europa después de una resolución- también a Alemania. Naturalmente la participación en el programa es voluntaria.

Viena, 14 de septiembre: En la cárcel Harnerlser Gürtel fue encontrado en su celda el cuerpo sin vida del hindú Gangapreet Singh, que esperaba su deportación. Singh había rechazado las últimas cuatro semanas cualquier tipo de alimento. En protesta por las condiciones de encierro. Sólo en 2009 han entrado en Austria más de 1000 personas en huelga de hambre. A menudo están encerrados 4 internos en 20 metros cuadrados. Ducharse está permitido una vez a la semana. Los casos de suicidio y automutilaciones ocurren cada vez con más frecuencia.

Estrasburgo, 16 de septiembre: En pocas horas el portugués Manuel Barroso será reelegido como presidente de la Comisión Europea y con ello en jefe del ejecutivo europeo.
En el bar de la prensa del parlamento el diputado por la CSU Manfred Weber, responsable entre otras cosas de las políticas de asilo y migración, hace un balance. “Reglas del juego comunes” no estarán a la vista en mucho tiempo. Weber quiere formar un Team con los países del Mediterráneo para revisar las acusaciones. La comunidad Europea debe por lo menos saber, dice él,“lo que realmente ha sucedido este verano”.

Bruselas, 21 de septiembre:
Wolfgang Schäuble (CDU), ministro del interior alemán, en una reunión de la Comunidad Europea con sus homólogos criticó duramente la manera griega de tratar con los refugiados. No solamente porque los juzgados alemanes cada vez con más frecuencia prohíben la deportación de quienes buscan asilo y que han tocado suelo europeo en Grecia. El 9 de septiembre por primera vez el Tribunal Constitucional alemán ha prohibido la deportación a Grecia de un ciudadano iraquí, que después de haber intentado conseguir asilo en ese país pudo llegar a Alemania.
Schäuble exige a sus colegas atenienses mantener en funcionamiento el “sistema Dublín", eso quiere decir: Grecia debe mantener los estándares, para que Alemania pueda seguir como hasta ahora. Sugerencias que vayan en la dirección de llegar a un acuerdo vinculante para el reparto de refugiados entre los miembros de la Comunidad no se escuchan por la parte alemana.

Calais, 22 de septiembre:
A tempranas horas de la mañana la policía francesa desalojó “La Jungla”. Varios cientos de refugiados desaparecieron del campo la noche antes. 278 fueron recapturados, casi la mitad son adolescentes que ahora deberán ir a un asilo. El resto será realojado en alguna parte. Lo que le sucedió a Sajjad, el afgano de 16 años, ha quedado incierto.

En colaboración con: Jochen Bittern, Khue Pham, Gero von Randow, Joachim Riedl, Birgit Schönau, Michael Thumann.

Die Zeit 24/09/2009
 
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