13.7.63®

agosto 08, 2009

Querida mamá, querido papá,
estoy plenamente conciente de la reacción que va a desencadenar esta carta; a lo largo de los meses en los que fue madurando, de alguna manera, lo que tengo que decirles, tuve tiempo suficiente para hacerme un cuadro de lo que iba a suceder.
(…)
Se que mi padre sabe y está convencido que he viajado a Londres solo para vagabundear y por Stella.
Esa suposición es falsa y en mi opinión sería peligroso emperrarse en ella. Es verdad que pueden obligarme con acciones legales a quedarme con ustedes en Frankfurt dos años más, pero tienen que estar seguros que apenas tenga la oportunidad, volveré a hacer lo hecho. Poco a poco me vuelvo insensible a las opiniones que tengan otros sobre mí, también a las suyas (ya que sé que mi padre piensa que soy un inútil, un inservible y un perdedor, en lo que, visto desde su perspectiva, está en toda la razón.) Soy feliz en mi vida, así sin demasiado dinero, sin comidas calientes u otro tipo de lujos. Podría estar en cualquier lugar en donde yo pudiera vivir para mí y no para otras personas. ¿Tengo que hacer algo que odio, sólo por amor a ustedes? Esos tiempos se acabaron.
No pienso ir bajo ningún concepto (no pueden obligarme) más al colegio. Quiero, como aquí, escribir mucho y mientras no pueda alimentarme de eso (de verdad que no necesito mucho, lo noto con alegría) trabajaré en cualquier cosa.
(…)
¿Por qué no pueden dejarme vivir como yo quiero? ¿Por qué no me dejan hacerme responsable de mi futuro? Acaso papá no se convirtió en un pintor, a pesar de que seguramente sus padres tenían otros planes para él. ¿Acaso no hizo él lo que quiso? ¿Y tú mamá? Se los suplico déjenme hacer lo que yo quiera, correr el riesgo.
(…)
Si me obligan a volver inmediatamente con la policía, tienen que tener la seguridad de que cuando tenga la oportunidad volveré a hacer lo mismo y cuando cumpla 21 años, no tendré ningún trato con ustedes.
Me da mucha pena arruinarles las vacaciones, sobre todo a mamá. No pude hacerlo de otra manera.
Si me escriben, conste que confío que ustedes no harán uso de otros métodos, háganlo por favor a la lista de correos en la Victoria Station Post office, London W1, porque me voy al campo por un par de días (Londres es terrible) a buscar un cuarto barato.
Espero que les vaya bien, por su propio interés, crean en todo lo que he escrito. Pronto les mandaré otra carta. Por favor no hagan que tenga que odiarlos.


Su Jörg








® „Ich habe eine Mordswut”, la correspondencia personal entre el poeta alemán Jörg Fauser (1944-1987) y sus padres. Editorial Paria; Frankfurt, 1993.

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