caen lagrimones para espesar el verde,
por trechos con esa luz ambarina, que es
extranjera en estos parajes.
Una sorpresa de arco iris,
a 26 grados,
de cielos que se encapotan y revientan
con la furia del trópico,
varias veces al día.
La ciudad este verano a vuelto a
construirte catedrales.
Su naturaleza
destruye la organizada
monotonía de los parques,
se resiste a la autoridad
sobre la biología.
Canta Cerati:
sobre el techo, en la cúpula
y tu nombre escrito en las paredes,
se pierde bajo las florecitas
desubicadas,
que lo han tomado por asalto.
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