Segundo Mensaje a la Nación

octubre 01, 2008


He dejado el alma sobre una piedra...

Para Daniela Camacho
Viernes 19 de septiembre, el reloj marca las 14:05, sigo en la cama. Esto comenzó como una Carta al Padre, en un impulsivo plagio kafkiano. Hasta las cinco no tengo a donde ir, así que pienso, luego existo. Ayer llegó un mail del Padre que me dejó temblando. Lo mandó desde Santa Cruz. Volvimos a hablar la semana pasada después de mucho tiempo. Lo llamé porque llevaba días escuchando las noticias en la radio y tenía que escuchar su voz. Saber que estaba bien. Yo creo que nuestra relación ha estado siempre llena de malos entendidos, pero nunca hemos perdido el contacto del todo. Nunca haz dejado de ser mi padre ni yo tu hija en los 32 años que te conozco. Aunque hayamos aprendido a evitar el conflicto directo, optando por dejar de hablarnos sin previo aviso, para reencontrarnos en las fiestas, en las revoluciones o en los momentos de duda. Entre nosotros, sobre todos los ismos, han prevalecido las necesidades humanas que marca el instinto, aunque los ismos siempre han estado ahí, como un muro. Seamos o no concientes de ello y la pregunta es si eso nos da derecho a juzgarnos al punto de desconocernos. Los dos somos occidentales andinos de provincia, precisamente de la provincia a la que no dejaron entrar cuando se firmó el acta de independencia de Bolivia.
Si algo he aprendido en Berlín es que hay, simple y sencillamente, demasiados Ismos. Yo por ejemplo en los últimos años he abrazado el anarquismo humanista en la rama feminista de Emma Goldman, heredera de la corriente cristiana de León Tolstoi y en esta fase de la vida estoy convencida de que se ha estructurado mejor mi árbol genealógico y sabes, tu sigues siendo una de las razones fundamentales de la búsqueda de toda esa ideología.
Nuestras vidas, desde que soy adulta, nos han brindado pocas oportunidades de hacernos regalos. Si lo pienso bien, me habría gustado darte alguna vez la novela de Javier Cercas: Soldados de Salamina, sobre la guerra civil española, en la que uno de los protagonistas principales es falangista. No sé más como explicarte que ya no puedo empezar nada con el discurso de la culpa, que ahora solo importa interpretar lo sucedido. Tienes cinco hijo y me pregunto si alguno de mis hermanos sabe más de tu vida política o de tus rencores infantiles. Pienso que es muy raro en la adolescencia que una caiga en la política si nadie se la inculca. En lo que a mi concierne, de no ser por ti, probablemente no me habría interesado por la Revolución Nacional ni me habría enterado de los campos de concentración ni me habría comido la cabeza con catorce o quince años tratando de entender si era de derecha o de izquierda. Siento no haber sido capaz de transmitirte mejor mi solidaridad humana. Según don Huáscar Cajias de la Vega, el MNR del gobierno revolucionario es responsable de la creación del servicio secreto boliviano. Con seguridad que el país no conoce peor violencia entre ciudadanos y contra ciudadanos que la de esos años y te aseguro que no discuto que fuiste una victima, no lo pongo en duda. Tampoco que lo fueron mis abuelos y en consecuencia yo también. –¡Que carajo!- que como primogénita me toco estar al tanto de todo desde una edad absurda e incluso acompañarte a las casas de tus amigos militares, alguna vez, en medio del ojo de la transición.
No me extraña que los cambios que está viviendo el país causen terror en una buena parte de la población occidental andina del país. Para nosotros la Revolución de 1952 fue un trauma social, que sacudió los pilares de nuestra cultura hasta en los últimos rincones de la provincia y enfrentó a nuestras familias. Comparable, en mi modesta opinión, sólo con los abismos que ha dejado entre los ciudadanos españoles la Guerra Civil.
Sé cuales son nuestros orígenes y no reniego de ellos, no los desprecio, para mi en lo personal no son terribles. Hay una idea ahí que desde hace siglos ayuda a sostener el mito de la necesidad de una coexistencia. El señor Unzaga de la Vega creyó en algo y ahora reconozco abiertamente que muchos de los militares de los años negros, eran concientes de esa tradición de pensamiento. Me arrepiento de haber pedido en 1996 simbólicamente que se deshiciera el ejército, cuando el MBL invitaba a sus mesas redondas para discutir el programa de 1997. Lo hacía con toda la inocencia de mi background cultural occidental andino de provincia. Es decir a partir de todos mis traumas. No era capaz de ver detrás de algún Ismos a muchísimas otras personas, civiles de a pie, oficinistas, amas de casa, curas. No quiero imaginarme cuantos curas, a mis propios parientes y muchos militantes recalcitrantes del propio MNR, pueblos enteros con sus iglesias, apechugando para sostener el lema del General Banzer: “orden, paz y trabajo” y los de otros muchos Generales, concientes de sus respectivos Ismos, que antes de él jugaron un papel fundamental para él país. También fue así, ahora lo sé y también sé que a pesar de todos los excesos y dado que hablamos de un país que ni en democracia ha dejado tener muertos, esos años fueron mucho menos malos, de lo que a mediados de los años 90 yo hubiera podido aceptar. En esa época, tengo la impresión de que prefería hablar con otras victimas de la violencia. Ejecutaba mi comisión de verdad, como decía la prensa que hacía Mandela en Sudáfrica, sin darme ni cuenta y fantaseaba con Sendero Luminoso por los pasillos de la UMSA, siguiendo el ejemplo de la izquierda en nuestra cultura occidental andina, como puede apreciarse sin ir más lejos en el Vicepresidente de nuestro país.
Ahora pienso que tuve la suerte inmensa de encontrarme con los imberbes- que sabrá dios por qué Ismo- aparecían en el Socavón. Para mí fue algo personal, nunca he tenido un partido y la acción fue por sobre todas las cosas algo afectivo. Mi interés intelectual por el país nace, después de dos años de psicólogo estoy segura, de la intención de querer entenderte, a pesar de los kilómetros, a pesar de la distancia, más allá de los Ismos y creo que eso es algo que puede aplicarse a la mayoría de los participantes del antimanagement como lo define Yerko Ilijic
[1]en su ensayo o de El Caraspas. Hay demonios naiv, por simplificar una de las ideas centrales de Bakunin en su carta al Zar, cuando describe como la ideología es algo lúdico y trágico que va apareciendo en su vida y no un manual.
En La Paz entre 1994 y 1997 conocí a varios de esos demonios y también a muchas personas que habían vivido directamente en la infancia la persecución, la clandestinidad, la desaparición de parientes, el exilio de una manera que yo sólo podía concebir en la medida en que era capaz de asociarlas a tus historias de infancia o a la vida de Doña Luz. Lamento mucho no haber sido capaz de incluir en el discurso de entonces a todas las victimas. Pienso que recién ahora soy lo suficientemente adulta como para darme cuenta de todos los Ismos que pueblan el cristianismo de mi ser occidental andino y que eso sólo es posible gracias a la democracia.
Yo tampoco soy nada más que un producto de mi contexto, ha llegado el momento de que tu también quieras verme desprejuiciadamente. A mi, la democracia chanflee de los años 90 con todas sus contradicciones, me ha dado indirectamente la oportunidad de crecer como mujer bajo el rigor de “subdesarrollo y felicidad” con una opinión propia. Actualmente nuestros representantes están discutiendo una constitución que promete convertirse en una refundación del país. Espero que este nuevo marco nos dé a nosotros también la oportunidad como individuos dentro de los límites de nuestra cultura de reencontrarnos. Para eso es necesario que prescindamos de cualquier tipo de violencia, de la coacción y sobre todo del chantaje. Ya no se trata de culpas, ahora es tiempo de que lo intelectual y con lo intelectual me refiero a la capacidad de entendimiento que nos ha sido dada a todos, sea la que se imponga. Espero que los occidentales andinos seamos más austeros con nuestros Ismos y sobre todo más libres, que seamos más humanos. Sólo así vamos a poder concentrarnos en nuestros representantes y no vamos a dejarlos mentir, otra vez.
Un occidental promedio entiende democracia como el predominio del pueblo sobre el gobierno político del Estado y eso en nuestro país ocurre a través de los representantes elegidos. En el proceso intelectual de llegar a constituirnos como país, a lo largo de prácticamente 200 años, a pesar de todo el despelote, de todos los equívocos, al menos mi generación puede sentirse orgullosa de pertenecer en resumidas cuentas a una cultura que ha reconocido e incluso formado a sus interlocutores y que se ha adscrito a una herencia de pensamiento humanista mucho más antigua que las fronteras físicas. Así pues, espero de ti, de mi, de nuestros representantes, de nuestros gobernantes, de nuestros conciudadanos que se definan así mismo como cristianos que aprendamos a discutir, para que podamos de una vez empezar a leer en nuestro propios municipios. Todo boliviano tiene derecho a descubrir en sí mismo todos los Ismos que le hagan falta desde su propia cultura. También debería ser posible que un occidental andino desde Padcaya o San Lorenzo. Desde El Alto o desde Guayaramerin pueda saber que el anarquismo es un sistema como el capitalismo o el socialismo, una alternativa ética de convivencia humana, posible dentro de una moral cristiana. El reto real de nuestra comunidad imaginaria consiste en que, sin dejar de ser y sin renegar de si misma, sea capaz de pertenecer a partir de ahora a un Estado multicultural y plurilingüe. ¡Que vivan los Bolis de espíritu, que a pesar de sus circunstancias, estén dispuestos a aprender a amar a sus semejantes!



[1] “Modelo básico de antimanagement CREARE la otra forma de accionar“, en Resonancias de una generación. La Paz- Bolivia, 2007.
 
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