quedan todas las esquinas, el empedrado de las calles, los olores de la mañana, la media luz de los bares, los ciegos vendiendo lotería
siguen ahí los gitanos cantando para los turistas en aquella placita del Albaicin, ahí los caracoles que te daban asco, en su salsa
nada se pierde, nada, nada se ha ido
los nombres se suman y siguen
yo también sigo aqui
llevo a mis manos conmigo
sigo comiéndome a los pájaros
y ahora he provado las hormigas
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